domingo, 16 de mayo de 2010

OTOÑO

Frente al mas locuaz de los silencios, ante esa sorda censura atestada de monólogos de piedras que aturden y atemorizan, entonada por la inmutabilidad de las lápidas, prefiero la suave agonía de los campos otoñales. La muerte se adorna con galas doradas en mortajas de hierba. Mientras el viento susurra al oído las proximidades del hielo con soplos anémicos de estío. El otoño deja en los lienzos del horizonte pinceladas de rojos ocasos, de soles agotados por las hemorragias de veranos caducos. De árboles heridos de muerte que sangran el plasma de hojas desnudas de los oropeles verdes de antaño.
La naturaleza perece, con las venas cortadas por estiletes de llamas cada vez mas frías. Adormecida y convaleciente entre estertores de alboradas grises y vagidos de soles por puñales de noche heridos.
Mueren hogueras entre leños de hielo. Y un crepúsculo saturado de cristales opacos, dispersa la imagen borrosa de atardeceres tempranos filtrando amaneceres tardíos.
Entre estaciones extremas el tren de la vida se detiene en los apeaderos tranquilos de multicolores carcajadas y recesos de muerte pausada.

Pedro neila
16 mayo 2010

No hay comentarios: