lunes, 5 de octubre de 2009

AMANECERES

Amanece anunciándose tímidamente, pero los pulsos del tiempo marcan con arrogancia creciente su progreso, La tiniebla viene con tentáculos que se aferran a los tendones, trocando lo flexible en rígido, lo dinámico en estático. Una nueva fisica se impone, Ni Euclides ni Newton, la niebla forja su propio universo. la distancia entre los puntos se alarga y serpentea dificultosamente en el ánimo. Una sufriente épica se interpone entre el individuo y lo rutinario. Nos convierte en héroes inadvertidos que apènas alcanzan notoriedad. La niebla porta un tejido poroso, calizo, absorbente que succiona los flujos neurotransmisores, que ralentiza los movimientos y dilata la madera del tiempo. La niebla impone secuencias y nos deja varados como esqueletos de barcos muertos en playas profundas en las que nuestro ánimo cae, cae, cae…
La niebla convierte las veredas por mil pies pisadas en infranqueables desfiladeros, arropa con un alud de opacos cobertores el vulgar sol de la existencia. Su algodón, frío y evanescente, es una cabellera de puñales, que colapsa, que acuchilla, que rasga con caricias de afilada plata las carnes ilusionadas. La niebla envuelve con su espuma de grilletes, nos encadena a la quilla del galeón maldito que anuncia el naufragio inminente, que rompe la singladura, arrancando los ojos del rostro del futuro. La niebla muestra impúdicamente su sexo, que abre un espejo de reflejo muerto, su coito es un abismo de muerte finita.
La niebla es un peplo mudo de piel seductora, un agujero negro, de fauces lúgubres marcadas por balizas de seda, mientras la juventud fluye abandonándonos por las gárgolas de la vida. Y el castillo acusa la enfermedad de la piedra que hace vacilar sillares y cimientos. Hay una perpetua guerra de temperaturas que intenta avivar los rescoldos de un destino pletórico en hielos. Guerreros que blanden cepillos a la espera de peinar los cabellos del amor. El arte acosa a la muchacha cuyas curvas perecen mas dulces por la transparencia de velos sugerentes. En el dédalo en que orbitan palabras huérfanas a la busca de la patenidad de una pluma con talento, imagen es que añoran paletas de colores sabios, mármoles ávidos de cinceles diestros,
Cuando la anudada red de la niebla aprisiona mas, como por mistéricos hechizos se esfuma. Deja paso a la lluvia de luz que moja de optimismo líquido, Pero es inevitable ver los restos de la batalla. Y vivimos mas de nuevo aunque la certeza de que volverá pone un cuervo negro en el horizonte.
¡Vivamos mientras podamos!

5 OCTUBRE 2009