domingo, 24 de enero de 2010

LA GARGANTA

Este post iba a ser un comentario al de Carmen.
Confirmo tus evocaciones. Como allí se dice "es terreno para animales de pezuña hendida". Donde la raza caprina fue la cabaña fundamental. Que se alimenta de los tiernos brotes de las zarzamoras, la vaina de la retama-escoba bravía, la hoja del castaño y cerezo. He podido ver caminos enroyados que desafiarían a cualquier sherpa del Himalaya. Estamos ante una campiña muy exigente en esfuerzos para dejar finalmente escaso rendimiento. Los mayores la trabajaron por falta de opciones, pero la juventud emigró masivamente. Esto ha redundado en un comprensible abandono de aquellas tierras. Decenas de caminos y veredas aparecen hoy completamente cegados por la intrusión de la vegetación parasitaria. Y una notable riqueza de árboles frutales solo goza ya de una presencia espectral que testimonia un tiempo caduco, en el que si recibió la labor precisa que dejaba infinitas banastas llenas de frutas de diverso orden. Melocotones, uvas, manzanas, peras o ciruelas trepaban a lomos de bestias de carga los caminos selladas con verdes helechos que recuerdan deliciosos aromas, muertos ya, y evocan épocas que el tiempo jamás devolverá.
El mismo pueblo perdió ya la endurecida piel de la piedra en sus calles, que le daba un aspecto costumbrista perdido. La funcionalidad de las calles enmoquetadas de cemento, le da un feo aspecto grisáceo y uniforme, precio que se pago para la comodidad de poder aparcar los vehiculo a la puerta de casa, en un trazado urbano que hasta hace un par de décadas jamás se vió hollado, profanado por las pisadas de esos zapatos que fabrica la Pirelli o la Firestone…….
No se puede negar que el alcantarillado, con la acometida del agua en las casas convirtió al pueblo en un lugar mas salubre e higiénico, aunque las casas de reciente construcción, mezcladas con las fachadas antiguas, le dan un aspecto caótico. La vivienda está mucho mejor protegida de la invernal visita del frío, molesto pupilo de antaño en la mayoría de los hogares. El pueblo que fue se retira poco a poco dejando espacio al pueblo que es, cumpliendo la mas universal de las leyes, que trasforma y muta todo……
24-enero-2010

martes, 5 de enero de 2010

ENSEÑANZAS EN EL AULA DEL PASADO

¡Ah señores, la vida! Y no diré más por que luego todo se sabe. Pero no lo olviden ustedes ¡la vida!, ¡Grande cosa es la vida! Y ya callo, amparado en mi proverbial prudencia. Encastillado en la ciudadela de mi discreción, me declaro inaccesible. Porque gente que, ganosa de acceder a mis archivos mnemotécnicos no vacila en aseverar mentirosas especies al objeto de que yo, mayor de edad y poseedor de los más sólidos argumentos acalle aquellas con la contundencia de éstos. Terribles conocimientos poseo y que nunca diré por mor de la estabilidad mundial. No señores, no seré yo quien atente contra el status quo actual desvelando la máquina de peligrosos entramados que comprometerían, sin duda alguna, el endeble equilibrio actual. ¿Por qué si no Koffi Anam, Benedicto XVI, Vladimir Puttin, o el presidente USA jamás visitan la pequeña localidad de La Garganta, de donde procedo y en donde resido? ¡Me temen! “Es que no tiene aeropuerto. Es que no reúne la infraestructura hotelera necesaria, es que esta alejada de las principales vías de comunicación” ¡Pamplinas! Todo el mundo se pregunta, ¿Cómo es posible que personajes de relieve mundial no hayan programado una visita oficial a mi pueblo, que cuenta con 600 habitantes, hasta tres carreteras con su raya en medio, y una cabaña caprina de más de cien unidades?. Resulta sangrante.-. Pues bien, saben que yo resido allí y que tengo muy malas moscas. En fin.
La vida, amigos, que dice que lo sabe que se originó por cierto calambrio, de etiología eléctrica, que hizo diana en determinado sopicaldo caliente (llamado así por sabios muy muy solventes) que produjo que éste se despabilara, originando el cual chispotazo un proceso que produjo la aparición de la ameba, que evoluciono a sabandija asquerosa, luego el mono y ya por último el hombre (explicado así, grosso modo, y para que se me entienda). La vida es un malestar (aunque en ocasiones no lo es tanto) que se cura con el tiempo. Pero que brinda también la oportunidad de conocer formas de existencia, afines biológicamente, pero diferentes en su “ethos”, es decir, en sus comportaciones y conductas. Personas protagonistas de episodios que desafían la inercia niveladora del tiempo, por que siempre sobresalen en el tejido de la memoria. Y no me refiero a celebridades históricas, no, sino a los que están engastados en lo intrahistórico, en lo cotidiano.
Ejemplos: el microcompañero de mis tiempos preescolares que se había diseñado su propia dieta alimenticia basada en la ingestión de gomas de borrar de toda forma y condición. Estoy convencido que la firma Milán que las fabricaba jamás contempló en sus estudios de mercado de su producto la existencia de un individuo que se nutriera de ellas. Pero quizás el hecho de que después las fabricara con sabor a vainilla o nata pudo ser un intento, por qué no, de complacerle. No busquen ustedes estudios dietéticos sobre los aportes calóricos o vitamínicos de las gomas de borrar, hasta el momento no se tiene noticias de ellos. La ciencia también tiene sus vacíos.
Otro ejemplo digno de aparecer en la casuística es el de Roberto, compañero de primaria que ha pasado a la historia por protagonizar el episodio mas asombroso que pueda presentarse a la humana contemplación. Aún se ignoran los motivos que fundamenten el “casus belli” que llevo a Roberto a ¡¡¡¡pintarse la barriga con un boli bic azul!!!. Haciendo un esfuerzo intelectual extremo, no lograríamos mas que llegar al terreno de la conjetura, la hipótesis: Tal y como existen otros misterios en el Universo (los agujeros negros, la existencia del alma, para qué sirven los domingos por la tarde,, porque si estas solo en casa y te metes en la ducha suena el teléfono o el timbre de la puerta,, o por qué los dolores de muelas empiezan los viernes por la tarde, y tantos otros arcanos aún inaccesibles) aquí queda un reto mas, ¿Por qué Roberto se pintó la tripa con un bolígrafo?.
Y ya el último. Lo realmente perverso es la reacción del maestro, viciado de suyo por la terrible pedagogía de la violencia, su reacción ante el asombroso hecho no fue otro que el de castigar con golpes.
Por azares de destino muchos de los compo1nentes de mi generación, en mi ciudad, en nuestra época de Instituto, y por diferentes motivos, tuvimos la oportunidad de conocer casi todos los Institutos de la ciudad. Estábamos inscritos en el Instituto Público Fray Luis de León, solo para muchachos masculinos (evidente tautología, pero necesaria según se verá mas adelante). Era el curso 1.974-75, y allí concurrieron veteranos que provenían del antiguo sistema de enseñanza, con nosotros que éramos los nuevos. Yo no destaqué por ser alumno aplicado y seguro que me hubiera ido mejor con las calificaciones si hubiera dedicado mi potencial al estudio, en vez emplearlo en locuacidad y facundia. Sin sólidos conocimientos que respaldaran mi discurso, era capaz de hablar durante horas sin decir prácticamente nada. Eso me dio cierta celebridad pero escasos progresos académicos. De haber invertido el tiempo en que emulaba a Demóstenes en el simple estudio hubiera pasado los cross sin problema, pero ¡ay la vanidad! de ser admirado en la oratoria pudo mas, pero esa es otra historia.
Pues bien los techos de aquel centro educativo no pudieron resistir la sabiduría emergente que contenían y se vinieron abajo, aunque el dictamen de los peritos achacó la ruina a una intensa nevada bajo cuyo peso cedieron las vigas. El caso es que nos asimilaron al Instituto Torres Villarrroel, ubicado en el extrarradio urbano. Muy alejado.- Tanto que se contrató una flota de autobuses para el transporte. Recuerdo al conductor descosiéndose de risa cada vez que nos aproximábamos a un cruce ordenado por un guardia de tráfico, cuando empezábamos a cantar aquella tonadilla famosa que decía “¡El guardia no tiene pilila…!” aunque este extremo jamás pudo comprobarse. Oprobiosa difamación. Pero las risas del piloto de nuestro transporte hubieron de trocarse en acaloradas protestas cuando los viajeros de la parte de atrás de aquel autobús articulado empezaban a saltar y los bajos del vehículo rozaban en la calzada. Contrastes. Finalmente se inauguró un nuevo instituto. El Mateo Hernández, en nuestro barrio mucho más cercano, y nos cupo la gloria de estrenarlo. ¡Jamás en mi vida pasé tanto frío!, aun no funcionaba la calefacción.
Pero ahora permítanme que vuelva atrás para contar que, además de todos estos centros por donde pasamos, a mi me tocó la oportunidad de conocer también el Instituto Femenino Lucía de Medrano. Con ocasión de no haber podido asistir a un examen en su día, para recuperarlo la profesora me citó en una de sus aulas. Ya en la entrada me chocó ver muchas hijas de Eva, hasta que finalmente mi poder deductivo dio con la solución ¡Ah, coño, este instituto es femenino porque está lleno de chicas! Otro mundo. Cuando entré quedé sorprendido, todo estaba limpio, había parterres con flores a los lados, todo bien cuidado. Pero sobre todo el aroma, acostumbrado a los olores a sudor y tabaco negro comprendí por qué Babilonia atrajo a Alejandro Magno. El ambiente estaba endulzado por los azúcares de mil colonias a cual más deliciosa, mil colores graciosísimos en carpetas y bolígrafos me deslumbraban con lindos tornasoles. No me era posible superar aquel examen. Y tengo argumentos sobrados. Primero mi compañero habitual del otro instituto no tenía una falda con una falla lateral por la que amanecía la más desafíante y hermosa pierna que se pueda concebir la más lasciva imaginación. La compañera de pupitre que me tocó parecía hija de Friné, o de Aspasia o de la mismísima Venus, heredera de la belleza de todas ellas. Además, miles de papelitos impactaban en mi cabeza desde todas las direcciones a la par que un número no menor de sonrisillas acompañaban al inocuo bombardeo. Deliciosos momentos que depararon un contundente suspenso.
El Instituto Mateo Hernández era de novísima construcción, sito en las afueras de la ciudad. Era preciso atravesar un descampado antes de acceder a él, ese páramo se volvía conflictivo cuando llovía. Aparecía como zona pantanosa, pródiga en insondables charcos y temerosos barrizales que escondían espantosas celadas al imprudente pie. Normalmente las alumnas se mostraban más reacias a afrontar el lodazal y preferían dar un largo rodeo en evitación de todo contacto con el barro, no faltaban algunos currutacos (llamados entonces niños-pera, que usaban una conocida colonia y unos abrigos verdes) que mostraban igual escrúpulo exclamando:
-¡Oigh que charco! Seguro que hay cocodrilos.
La grande mayoría se aventuraba por los bordes de la zona lacustre, poniendo especial cuidado en mantener incólume el lustre de sus zapatos y los bajos de sus pantalones. Pero si había un esforzado, un aventurero, un argonauta pragmático, que, sabiendo que el camino mas corto entre dos puntos era la línea recta, no vacilaba. Todo innovador tiene tarde o temprano un émulo.
- Neila, vamos que se echa la hora.
No me lo pensé dos veces. Aunque el instinto me obligaba a negociar los bancales de barro más sobresaliente con celo y cuidado, pude comprobar, con no poca sorpresa que a Bayón no le importaba pisar este o aquel barrizal sin la más mínima vacilación. Y es más, como era capaz de caminar por el denso paraje sin que la ilación de su discurso sufriera la más mínima merma. Determinación. Lógicamente en sus pantalones y botas se llevaba a casa o a clase dosis mayores de planeta que los demás. Peor parecía un obligado precio a pagar completamente asumido.
No nos engañemos. La determinación volitiva de un individuo que sabe lo que tiene que hacer resulta admirable y hasta tranquilizador. Tomar decisiones, esta es la clave. Por muy serio que sea el desafío que el barro de la vida nos pueda oponer circunstancialmente, la decisión y el valor, una vez asumidos aleccionan y reconfortan y el lodo que se adhiere es un precio a pagar que debe ser afrontado. Tal puede ser la moraleja, ya es algo descubrirlo, algo mas resulta intentarlo y conseguirlo es lo máximo.
Martes 5-enero-2010