Confieso que mi anterior post culmino a satisfacción mi propósito de explicar la arbitrariedad secular inherente a la sociedad humana, por lo que atañe al desafortunado lujo que se ha dado la evolución humana (eminentemente machista en el peor sentido del termino) al prescindir de la indudable riqueza que hubiera podido proporcionar el tristemente mutilado intelecto femenino. No nos parece aventurada hipótesis pues especular a favor del sexo femenino a cerca del enigma de lo que pudiera ser el mundo hoy si la mujer no se hubiera neciamente segregada de la articulación social de la comunidad humana, hubiese tenido paso franco a significarse intelectualmente (que creo que es lo que mas jode al hombre).
En mi propósito el capitulo estaba cerrado, no daba mas de si, que el reconocerlo, algo forzosamente necesario por verídico. Pero la lectura de un libro titulado “Termopilas” de un tal Paul Carteldg, ya en su prefacio hace que me sienta obligado a una segunda entrega de mi último post.
Y hablando de la excelsa cosmovisión griega, sin parangón hasta entonces. Esa que es imposible dejar de admirar cuando se conoce, por poco que sea por lo que implica y define la hazaña de enfrentarse al reto del Universo renunciando al lastre de los dioses, sin el peso muerto del recurso fácil y acomodaticio del invento de Dios como hacedor de todo. Transcribo aquí un breve texto de la obra mencionada;
“…para ellos (los griegos) era poco menos que impensable un mundo real, ajeno a la mitología, sin guerra. Por el contrario, el hecho bélico era un elemento inestimable en que ocupar sus pensamientos…
..Cualquier acercamiento al esplendor que fue Grecia debe tomar por fuerza, el camino de la guerra. Esta constituía para sus habitantes una de las formas decisivas para precisar la diferencia _que tenían por esencial e inalterable- entre el sexo masculino y el femenino-. .. La guerra en efecto, era cosa exclusiva de varones dado que sólo ellos eran valerosos…. Sólo ellos podían dar muestra del coraje que exigía aquella “muestra de violencia….
No parece haber duda pues que los griegos que representan el más prometedor e innegable de los amaneceres del pensamiento humano, también caen en los prejuicios del género que sojuzga a la mujer, como ya dijimos por una superioridad puramente muscular. Ni siquiera los pioneros de pensamiento humano en toda su grandeza escapan a la miseria del prosaico prejuicio contra el género femenino. Llegados a este punto no me queda otra que animar a las posibles lectoras de este breve texto a que desarrollen o apunten ellas mismas sus puntos de vista. El sexo débil, “las mujeres... ya se sabe”, “llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”, “las mujeres a la cocina” y todo el lote de terminos despectivos que pasan por epitomizar una profunda realidad, que ni es profunda ni real. No se me antojan otra cosa que prótesis patéticas que intentan remediar la minusvalía secular del macho para asumirlas. Aunque rechazo igualmente eso de que las mujeres son mas listas por ser profundamente injusto para ellas. El derecho a la mediocridad, que quizás sea el más acabado producto del pensamiento masculino, como concepción y praxis, es de lo poco bueno de la cosmovisión masculina y debemos ser generosos y ofrecerlo a las mujeres como cobertura personal.
Una última cosa más.
El termino histerismo. Que define un desarreglo de conducta, que proviene del prefijo griego “histero”· es decir “útero”, órgano eminentemente femenino. Somos tan entupidos que, padeciéndolo también, no tenemos útero, al menos yo. ¿Qué mayor desarreglo que el histerismo masculino, ¿qué sería? ¿La inflamación de un vacío?
Y el corolario final. Al hombre le corresponde el laurel de haber inventado y desarrollado la guerra. Es cierto somos superiores.
“….cortareis la carne de vuestro prepucio como símbolo de vuestro pacto conmigo (Yaveh)…..”
Genesis 17,11
La cita no es literal, porque no encuentro mi obesa Biblia.
Hasta Dios es machista. Por les confieso a ustedes, queridos circunstantes, que al menos a mi, aún me falta por conocer una chica con prepucio. Ni ganas
15 marzo 2.008
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