PANORAMA
Es cosa contrastada que el hecho de que en la España de los años 30 la ausencia de una clase media atemperante que vehiculara las opciones mayoritarias hacia cierta cordura, fue causa determinante para que los extremos se enzarza en una vorágine sangrienta, Cuando la tendencia de los fuertes contrastes se encona y exacerba, se centrifugan los resentimientos, es decir, un proletariado y un campesinado abandonado a su suerte por quien, incluso por propio interés, deberían haber velado por el bienestar de quienes le procuran sus ingresos. Para salvaguardar la gallina de los huevos de oro. Pero la ceguera de las altas clases, cada vez más rica, les impedía aquilatar los peligros de una situación tan extrema, se contentaban con marcar mas las diferencias, como un lustre demencial que les llevaba a creerse mas distinguidos. En el otro ámbito del espectro se sobrevivía a duras penas, y se iba fraguando la idea de un giro copernicano, todo cambio, fuera el que fuera, no podía deparar en una realidad peor que en la que se estaba La desesperación es la madre de la revolución, No hay prerrevolución mas peligrosa que la miseria. El que esto escribe tuvo la oportunidad de contemplar la foto de una aldea perdida del sur de Extremadura de los años 30. ¿Como describirlo?. Un poblado pigmeo es una urbanización con campos de golf comparado que aquello. Chozos de paredes de austero adobe y techumbre de retama, con una única estancia para todo, ¿y fuera?. Es sencillo de responder, fuera, nada. Mientras en los hipódromos de Madrid y San Sebastián, constelaciones de canotiers y risas altoburguesas. No hay nada más criminal que la indolencia de los altos estamentos. ¿Como iban a querer cambios los afortunados de entonces?. Sus vidas eran regaladas hasta la extremidad. Ellos marchaban divinamente. He aquí el verdadero motivo que hizo fracasar a la Segunda República. El sabotaje del dinero. Aquella nació muerta, condenada a la consunción por la anemia de unas finanzas huidizas y de ningún modo colaboracionistas en lo que pudo ser un hermoso sueño. Pero mas detestable es aun, toda la parafernalia con la que las clases acomodadas quisieron adornar sus mezquinos intereses. La España Imperial, la de los valores tradicionales, la Iglesia o la gloria fueron los falsos reclamos, pura y falsa propaganda. Mantenimiento de un status privilegiado, suicida e insolidario... Grande veneno es el dinero que, inoculado, insensibiliza los espíritus y deshumaniza. Por el otro extremo del espectro el panorama tampoco era muy esperanzador. El anarquismo pecaba de romanticismo y era onírico y utópico. No creo que el individuo sea betuno por naturaleza y pueda vivir sin leyes, Serían los comunista los que acabarían con la República (antes que el propio Franco), titulares de la falacia mas exitosa de la historia, extremaron a la postre justo aquello que decían combatir. ¿Cuantos idealistas convencidos se dejaron embargar?, ¿Cuántas esperanzas de igualdad desequilibraron los soviets?. De momento los camaradas de revolución, anarquistas y trotskistas fueron exterminados aquí en España en lo que fue una pequeña guerra civil dentro de la grande. El gobierno multifacético republicano dejo paso por ordenes directas del Zar Rojo José Stalin, a la marabunta comunista, que arrasó aquella esperanzadora variedad. Y ese PCE que aun sobrevive como fósil aun cuenta con algún gerontosaurio que se permite el lujo de evocar nuestra guerra civil ubicándose en el bando de los demócratas, devastados por Franco. Desentendiéndose de la casaca stalinista que vistieran entonces y acatando sin rechistar las directivas del grande Moloch del Kremlin.
Preguerra, guerra y posguerra presentan ominosos índices de realidad soterrados y nos oficiales. No negaremos que hubo espíritus generosos que creían verdaderamente posible un cambio, necesario a todas luces, de aquella miserable España campesina y proletaria. Algunos de ellos yacen en ignotos cementerios aún por descubrir, pero no todos murieron por balas fascistas, Actualmente nuestro país pasa por una necesaria catarsis de rehabilitación de las víctimas derrotadas, obviadas siempre por la historia oficial de la Victoria, ¿Cómo no estar de acuerdo?. En muchos pueblos se ha reparado la deuda histórica, que en forma de monumento votivo sólo evocaba a los caídos por España en el bando ganador. O todos o ninguno. A nosotros nos parece que deberían figurar todos. En cierta ocasión un hombre ya anciano que había vivido aquello me dijo que la guerra civil solo será asumida objetivamente cuando hayan muerto todos aquellos que de una u otra forma vivieron aquella hecatombe... Quizás tenga razón, el rencor, la rencilla y las heridas aun no curaron del todo.
¿Como establecer la pedagogía idónea para que los que no vivimos aquello, podamos asumir su realidad lo mas objetivamente posible?. Difícil solución presenta este desafío.
¿Posibilidad de que vuelva a repetirse?.Vemos pocas, una muy notable. En el 36 la juventud estuvo vehemente implicada en la política. Hasta los mozalbetes que repartían la prensa que difundía al partido al que pertenecían, se liaban a tiros si se encontraban en la calle con los que ejercían igual labor de espectro opuesto. Hoy día los jóvenes no se sienten tan llamados a la militancia. NO se olvide que la vehemencia esta a un paso del fanatismo.
Próximo capítulo:
“El sable, la camisa azul y la sotana. Una troika en el poder”
Viernes 25_julio-2008