A amor de las cuerdas de una lira
Lo que pugna por ser olvidado cobra vida
El recuerdo entre relámpagos y chispas
Restalla como látigos de plata viva
La memoria descubre la lencería
De cabellos en hoguera encendida
Rescoldos en una senda extinta
Que apenas puede retener la vista
Avanzar hacia el pasado
Regresar hacia el futuro
Sentimientos en arrecifes escorados
Vuelvo a donde nunca he estado
Huyendo de lo nunca pisado
Prisionero entre horizontes
Entre los hierros del alba y el ocaso
Fuera me espera Caronte
Para dejarme en la orilla si no pago
Un cielo de papel blanco
Para escribir palabras de plata
Que brillen mil años
Ocultas en la mañana
Entre húmedos escollos
Sobre un líquido de piedra
Espero ver de la vida el dorso
Aquel que no conociera
Como si fuera doncella
De cabellos peinados
Por puñales de estrellas
Furiosamente acariciados
Por tormentas serenas
Sentires mecidos por galernas
Al abrigo de aguaceros de perlas
O mojado por lluvias secas
25-mayo.2010
martes, 25 de mayo de 2010
domingo, 16 de mayo de 2010
OTOÑO
Frente al mas locuaz de los silencios, ante esa sorda censura atestada de monólogos de piedras que aturden y atemorizan, entonada por la inmutabilidad de las lápidas, prefiero la suave agonía de los campos otoñales. La muerte se adorna con galas doradas en mortajas de hierba. Mientras el viento susurra al oído las proximidades del hielo con soplos anémicos de estío. El otoño deja en los lienzos del horizonte pinceladas de rojos ocasos, de soles agotados por las hemorragias de veranos caducos. De árboles heridos de muerte que sangran el plasma de hojas desnudas de los oropeles verdes de antaño.
La naturaleza perece, con las venas cortadas por estiletes de llamas cada vez mas frías. Adormecida y convaleciente entre estertores de alboradas grises y vagidos de soles por puñales de noche heridos.
Mueren hogueras entre leños de hielo. Y un crepúsculo saturado de cristales opacos, dispersa la imagen borrosa de atardeceres tempranos filtrando amaneceres tardíos.
Entre estaciones extremas el tren de la vida se detiene en los apeaderos tranquilos de multicolores carcajadas y recesos de muerte pausada.
Pedro neila
16 mayo 2010
La naturaleza perece, con las venas cortadas por estiletes de llamas cada vez mas frías. Adormecida y convaleciente entre estertores de alboradas grises y vagidos de soles por puñales de noche heridos.
Mueren hogueras entre leños de hielo. Y un crepúsculo saturado de cristales opacos, dispersa la imagen borrosa de atardeceres tempranos filtrando amaneceres tardíos.
Entre estaciones extremas el tren de la vida se detiene en los apeaderos tranquilos de multicolores carcajadas y recesos de muerte pausada.
Pedro neila
16 mayo 2010
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